El auge de la economía circular aporta muchos beneficios a nuestras sociedades. En particular, reduce el cambio climático y ofrece una solución a los problemas de la contaminación por plásticos, el exceso de residuos y el consumo excesivo.
Hoy en día, muchas empresas han decidido optar por estrategias de compra de productos que garanticen la mejora de su impacto medioambiental y el avance hacia una economía circular. Dando la espalda a las prácticas empresariales establecidas, estas organizaciones apuestan por la innovación y revisan sus modelos de producción con el objetivo de reducir la extracción de nuevos recursos y la generación de residuos.
He aquí algunos ejemplos de empresas que han adoptado prácticas circulares:
- En 2017, Ikea puso en marcha un programa de alquiler de muebles, que permite a sus clientes alquilar muebles en lugar de comprarlos. Tras el alquiler, los muebles se devuelven a Ikea, que los repara y los vuelve a poner en alquiler o los recicla.
- Renault ha puesto en marcha un programa de re-fabricación de sus piezas de automóvil, que consiste en recuperar, limpiar y reparar piezas usadas para reutilizarlas en la producción de piezas nuevas.
- Lancôme, una marca del Grupo L’oréal, lanzó en 2017 un producto de cuidado facial en un tarro de cristal rellenable. La marca ofrece a sus clientes un tarro y dos recambios. Gracias a esta nueva propuesta, se consigue una reducción del peso del envase del 58% en comparación con la compra de tres productos tradicionales.
- Aunque Elis ya apuesta por la economía funcional. La empresa se ha comprometido a recuperar el 90% de los textiles y también ha reducido el consumo de agua en sus lavanderías casi un 30% respecto a 2010.
- Philips ha lanzado un programa de leasing para sus productos de iluminación, que permite a los clientes alquilar sistemas de iluminación en lugar de comprarlos. Tras el alquiler, los productos se devuelven a Philips, que los repara y los vuelve a alquilar o los recicla.
Estas y muchas otras empresas han adoptado prácticas circulares para reducir su impacto ambiental y crear valor a largo plazo.
La adopción de prácticas circulares es una solución crucial para abordar nuestros retos medioambientales y económicos. Es esencial que los consumidores y las empresas sean conscientes de los beneficios de este enfoque.
Ninguna organización puede pretender ser pequeña, cuando se trata de la inclusión de la filosofía de la Economía Circular en su gestión. A todos nos concierne.